domingo, 27 de marzo de 2011

Técnicas demográficas para el estudio de la población


La demografía es una ciencia muy reciente. No hay que olvidar que la posibilidad de estudiar la población nace con la estadística y la creación de censos regulares y universales. El estudio de la población es diacrónico, lo que quiere decir que tiene un fuerte componente histórico.

El intento de censar a la población para conocer su número, y recaudar impuestos, es muy antiguo; desde los romanos a la Edad Moderna hay noticias de esta pretensión. Pero las dificultades técnicas para un recuento rápido no permitían tales estudios. A pesar de los avances del siglo XX, la misma situación se presenta en muchos países subdesarrollados o con conflictos políticos y militares.
Las fuentes para el estudio de la población

Para poder estudiar la población es necesario que alguien recoja los datos. Pero esa necesidad es relativamente moderna. Sólo en el siglo XX se han podido realizar censos fiables, y además con los datos que nos interesa estudiar.

El estudio de la población antigua se hace por medio de fuentes indirectas. Cuando las poblaciones estudiadas son muy antiguas se hace una suposición: la densidad demográfica óptima, para poder vivir en un territorio. Si se encuentra un poblado se cuentan los «fuegos» o casas y se calcula que cada familia tendría cuatro, cinco y hasta siete miembros. Pero no es hasta el Concilio de Trento (1545-1563) cuando alguien, la Iglesia, se dedica a anotar sistemáticamente los acontecimientos relativos a la gente: nacimientos, bautizos, matrimonios, defunciones, etc. Son datos muy válidos para estudiar la población pero no siempre son los datos que nos interesan.

Existe un registro civil, donde se deben anotar los nacimientos, defunciones, matrimonios... y cualquier otro acontecimiento que afecte a la vida de las personas. Finalmente cada cierto tiempo se hacen encuestas que nos dan una visión aproximada de la población.

A la hora de contar a la población debemos decidir qué vamos a contar, ya que dependiendo de las características de la población que contemos tendremos resultados diferentes, y por lo tanto deberemos atender a necesidades distintas a la hora de organizar el territorio. Distinguimos varios tipos de población. La población de derecho es aquella que está empadronada en un determinado lugar y es en él en donde ejerce sus derechos civiles. La población de hecho es la que vive en un determinado lugar sin estar empadronada en él. Son personas que se radican durante un tiempo en un lugar sin intención de permanecer en él. Siempre hay una diferencia entre población de hecho y la de derecho. En los lugares de inmigración la población de hecho es mayor que la de derecho, mientras que en los de emigración la población de derecho es mayor que la de hecho. La población flotante es la que se desplaza a vivir en un determinado lugar durante una determinada época del año. Son los turistas en los destinos vacacionales, jubilados que una parte del año las pasa en la ciudad y otra en el pueblo, etc. Por último tenemos a los transeúntes, que son personas que se desplazan durante unas horas a un determinado lugar pero que tienen su lugar de habitación permanente en otro. Es el caso de trabajadores que viven en un pueblo y se van a trabajar a la ciudad, o de determinados lugares de ocio. Una vez recogidos los datos podemos empezar a elaborarlos y a calcular diferentes tasas.

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